martes, 3 de abril de 2012

Viaje a Cuatro. Diez: Desde el Mundo


Desde el mundo todo se ve negro. No existen los colores. Las sombras han devorado cualquier rastro de luz. En el mundo no transcurre el tiempo, al menos no del modo en que lo hacía a ojos de los hombres, lineal y predecible. El tiempo aquí es, por el contrario, flexible, elástico, maleable. Se estira y se encoge, cambiando de forma a su antojo. Puede ser rápido o lento, según la perspectiva desde la cual se observe su indomable naturaleza.

En el mundo, la soledad es eterna, infinita, inabarcable. No hay lugar para la razón o cualquier otra herramienta del pensamiento lógico. No hay sitio para la esperanza, el deseo o la voluntad. Aquí somos esclavos de nuestra propia existencia, justo en el mismo lugar en el que un día nos vanagloriamos por ser los dueños del universo conocido. Ahora ya nada nos pertenece, ni siquiera nuestra propia alma, que es efímera.

Volvemos a ser parte de un todo que nos supera, en el mundo de los sueños, donde sólo somos sombras.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Di lo que piensas, ¡es gratis!