sábado, 20 de julio de 2013

Palabras para ti





- Hablas y no te entiendo.
- Eso es porque escuchas lo que digo cuando deberías escuchar lo que no digo.
- ¿Cómo hago eso?
- Debes empezar por comprender el valor de la palabra. 
- Sé bien qué es una palabra.
- Lo sabes pero no lo comprendes. La palabra va más allá de grafías y fonemas. La palabra no se lee ni se escucha, se entiende.
- ¿Debo leerte la mente?
- No. A no ser que sepas cómo hacerlo. Yo desde luego no sé.
- ¿Entonces?
- Debes comprender antes de descifrar.
- Odio cuando me sueltas estos rollos de señorita lingüista. 
- En realidad no me odias. Tampoco odias lo que digo. Simplemente no lo entiendes. Verás.

Ella tiene tres versiones.

- ¿Quién es ella?
- Si me interrumpes, no puedo explicártelo.
- Disculpa.
- Bien.

Ella tiene tres versiones. Es un alma sencilla, que no simple. Abre sus ojos y ves la verdad entre vetas verdes y grises. Ves el agua que tintinea bajo el sol. Es pura, pero es líquida. 

- ¿Cómo puede alguien ser líquido?
- No siendo sólido ni gaseoso, imagino. Escucha y comprenderás.
- Perdón.
- Bien.

Ella es también aérea algunas veces, en su ensueño. Tiene un corazón oscilante, como un péndulo. Habla desde el fondo, pero con toda la forma.  Te envuelve con el color de su voz.

- ¿Cómo es eso posible?
- Simplemente lo es. Veo que aún no comprendes la esencia de la palabra.

Su tercera versión es amor.

- "Amor" no es un adjetivo.
- Claro que sí. Los adjetivos no son palabras, sólo son etiquetas arbitrarias. 
- No te entiendo.

Ella tiene una versión amor, la que rige su camino. Es un camino muy difícil, a pesar de lo hermoso de todas las cosas que son amor. ¿Sabes por qué o sigues sin comprender?

- ¿Cómo puedo comprender a alguien a quién no conozco?
- ¿Sabes? Eso mismo pensé yo cuando la vi.