martes, 1 de mayo de 2012

Frases de mi madre que ni ella misma entiende (Primera parte)...


Es sorprendente como, con el paso del tiempo, se va pareciendo una más y más a sus padres. A menudo me sorprendo a mí misma soltando así, sin pensar, frases que mi madre ha dicho siempre en casa. Algunas son muy populares y otras no tanto. No sería la primera vez que algún amigo me dice: "¿De dónde has sacado eso?", obteniendo por respuesta un "Pues de mi madre, ¡de toda la vida, vamos!". 

De pequeños, cuando teníamos hambre y pregúntabamos a mi madre qué había para comer o cenar, nos decía: "Canguingos y patas de peces". No tengo ni idea de qué son los canguingos y me parece que los peces no tienen patas, pero quedaba claro que nos tendríamos que comer lo que fuese que ella hubiese cocinado. A veces eran "pajaritos al columpio". Cuando crecimos un poco, la contestación a "Mama, tengo hambre" era algo así como "Pues come mierda, que ya eres grande", y aprendimos a decir que cuando nos rugía el estómago era porque "teníamos más hambre que los pavos de Manolo".  Y lo mejor llegaba cuando le decías "Mama, esto quema mucho", a lo cual respondía: "Si quema, soplas, que desde que salió la moda de soplar nadie se quema". (¿La moda de soplar?).

Para decir que algo está lejos, mi madre usa la expresión "Donde Cristo perdió el gorro (a veces no era gorro, sino alpargata)", mientras que a mi abuela siempre le ha gustado más decir "En Pernambuco (a veces Fernandopó)". Si les preguntas "¿Dónde?" te contestarán "Donde cagó el conde".

Si se enfada, mi madre suelta las clásicas perlas de madre del tipo: "Como tenga que ir..." (pues ven), "Como tenga que enfadarme", "Os voy a escogorciar" (nunca he querido saber qué era esto). También le gusta utilizar lo que yo llamo respuestas distributivas de dos géneros. Véase, "Mama, quiero jugar a la consola..." "¡Ni consola, ni consolo!" (¿consolo?). Esta respuesta es de tipo comodín, pudiendo intercambiarse por: "Ni piruleta, ni piruleto", "Ni fu, ni fa", etc. Todo esto venía a cuento, por ejemplo, si tu habitación tenía "más mierda que el rabo de una vaca" (o que la capa de Luís Candelas, ésa de los piojos gordos como ciruelas).

Para terminar, una frase lapidaria que está grabada a fuego en lo más profundo de mi psique. Si mi madre ve en televisión, por ejemplo, a algún personaje famoso o conocido del que ella jamás oyó hablar, va y suelta: "A este pollo lo conocerán en su casa a la hora de entregar el sobre". Me preocupa especialmente, porque empiezo a decirlo yo también.

Como diría mi querida madre: "Lo que hay que oír por no ser sordo".