Algunas cosas no se pueden explicar de manera lógica. Las relaciones interpersonales son extrañas porque se sustentan sobre tres pilares muy distintos: los sentimientos, que son imprevisibles e incontrolables; el instinto social y las necesidades del momento que, a veces son físicas, otras monetarias, otras culturales. Estos tres pilares son inestables, difícilmente descriptibles y muchas veces inacotables. ¿De verdad el roce hace el cariño? Si es así, ¿por qué hay personas a las que vemos con poca frecuencia y que, sin embargo, nos comprenden y nos escuchan, y hacen que sintamos que fue ayer la última vez que los vimos? ¿Por qué hay personas a las que vemos todos los días en un escenario de frialdad y distancia? No es el contacto lo que alimenta la estima, sino el aprecio verdadero por quienes nos aman sin excusas, sin excepciones, en la distancia y en el tiempo.
