jueves, 10 de enero de 2013

Primavera adelantada

Llegas con el otoño. Cuando todo se desnuda de pasado, tú me vistes de color. No te importa quedarte aquí en invierno, a pesar del frío, a pesar de que vivamos dos realidades distintas que aún no se entrecruzan. ¿Eres real? Sin duda lo eres. Miro por la ventana, hay escarcha en los cristales. Sin embargo, este es un invierno cálido y lleno de alegría, de ilusiones que pronto se harán realidad. Ahora me veo en el espejo y mis ojos sonríen. Hace mucho que no me embargaba la alegría. Hace más de treinta y dos años que no me pasaba algo así. Leo tu nombre y, de nuevo, el vértigo en el pecho. Espérame en este invierno para que podamos adelantar la primavera.

Te regalo mis alas

Te regalo mis alas, no las quiero
ni las necesito
para alcanzar la libertad.
Ahora vuelo sola,
liberada de tu carga.

Te las doy sin mirarte,
porque si te miro
ya no te las doy.

No me sirvieron para volar
ni me abrieron las puertas
de tus paraísos.
Son como tus ojos,
mentirosos.

Son como cadenas tibias
que oxidan mi alma,
que cargan mi espalda.

Cógelas, pues son tuyas,
no quiero acabar como Ícaro,
víctima de un Dédalo infame.

Te regalo mis alas, no las quiero.
Dáselas a quien no entienda
que nada de lo que pedí me diste.