viernes, 28 de junio de 2013

100 razones para ser feliz






Algunas veces, la vida es una mierda. Con esta aserción tan negativa inicio la redacción de una entrada fundamentalmente optimista, la entrada número cien de mi blog, que dicta mi presente a pesar de mi pasado y en la ignorancia de lo que esté por llegar. 

Como decía, pues, la vida es a veces una partida difícil de jugar.  Hay que apañarse con las cartas que a uno le tocan aunque, si bien es cierto que hay cosas frente a las que sólo podemos sentirnos frustrados o impotentes, la mayoría de las veces olvidamos que las piedras del camino las hemos colocado nosotros antes.

La gente se queja porque la vida es injusta. A su parecer, la vida sólo sería justa si a las buenas personas les sucediesen únicamente cosas buenas y las putadas quedasen reservadas para la mala gente. No sé si la vida es injusta. No creo poder valorar eso. He pensado eso muchas veces, imagino que como casi todos. No obstante, y si hago balance de los malos momentos por los que he pasado (la muerte de seres queridos, el abandono, los problemas económicos o personales...), extraigo dos conclusiones. La primera es que no son desgracias exclusivamente mías. No soy la única persona del mundo que ha visto morir a un ser querido, o sufrir por alguna horrible enfermedad. Tampoco es exclusivamente mío el sufrimiento familiar causado por disputas o separaciones, ni el vacío personal que a todos nos abruma cuando fracasamos en nuestros objetivos. No soy la única persona en la tierra a la que han abandonado, traicionado, engañado o decepcionado. 
Seguramente sería muy difícil encontrar a alguien que, pasados los treinta, no haya visto estas películas. La segunda conclusión es que, a veces, nuestro egocentrismo nos ciega. De repente sacamos un día la cabeza por la ventana y vemos violaciones, mutilaciones, guerras, hambre y otras cosas horribles de las que quizás nos hemos librado en la lotería de la vida. Así pues, basta de quejarse.

La vida puede no habernos repartido las mejores cartas, pero aun así podemos jugar la partida, podemos marcarnos un farol si es necesario, robar nuevas cartas o, si perdemos la partida, barajar y empezar de nuevo. No me tachéis de optimista, por favor. Eso iría en contra de mi propia esencia sarcástica. Sin embargo, sí podría dar cien razones para ser feliz.  Pero no, no voy a hacerlo, porque soy perezosa y sería un aburrimiento leerla. Escríbelas tú, si quieres. Simplemente diré que esas razones son, todas ellas, egoístas, porque la felicidad es el sentimiento más egoísta de todos y, como en nuestra sociedad está mal visto el egoísmo, parece que también lo está la felicidad.

¿Cómo saber si eres feliz? Es fácil... Eres feliz si, cuando piensas en tu vida, te sientes satisfecho con tus logros aunque al mismo tiempo te plantees nuevos proyectos. Eres feliz si el tiempo pasa deprisa. Eres feliz cuando la sonrisa sale sola, cuando eres más valiente que conservador y te quieres más. El día en que dediques a mirar atrás más tiempo del que dedicas a mirar adelante, preocúpate, estás dejando de ser feliz. 

Aprende de lo malo, llora cuando estés triste, cambia las cosas que no te gustan, rodéate de buena gente, aprende a estar solo y construye tu vida. Nadie dice que sea fácil, pero vale la pena.

4 comentarios:

  1. Soy feliz (o eso me creo yo). Mola. Es egoísta, de hecho es lo más egoísta. Pero sólo así se puede dejar el egoísmo de lado y ayudar a otros sin querer. =) Curiosamente nadie puede ser ayudado, ¡es un misterio!
    ¡Un abrazo, Klara! ^_^
    El esquema es flipantemente bueno. XD

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  2. Gracias, ninguna de las entradas está completa hasta que la comentas, Jorge, :P

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  3. ¿Ahora tendré que escribirte comentatios inteligentes? XD
    (Muchas gracias, es muy bonito)
    Luego te comento la siguiente. =)

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  4. Todos tus comentarios son inteligentes, jajaja Me encanta tu adverbio "flipantemente", va mucho conmigo y mi manera de hablar que poco o nada tiene que ver con mi manera de escribir :)

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