martes, 29 de mayo de 2012

La vida está en los libros


No hace mucho, alguien me dijo: "No se aprende de los libros, se aprende de las personas". Parece una frase sensata. Sin embargo, no es del todo cierta. ¿Qué puedes aprender de las personas? Algunas cosas positivas relacionadas con el amor, el honor, la amistad, la bondad o la felicidad. También muchas cosas negativas: la traición, el desprecio, la decepción, el desamor, el odio... Todo eso está en los libros, porque los libros son obra de las personas. Son, junto a los cuadros, las sinfonías, el cine... los tesoros de la humanística. 

Sin embargo, hay cosas que los libros dicen y que nunca dirán las personas, porque los libros no son cobardes, no ocultan nada. Lo que escribo es lo que pienso, no lo que digo. Porque soy un ser humano cobarde, aunque los hay más cobardes que yo. Y menos. 

La cuestión es que prácticamente todo lo que sé, y también lo que he vivido, alguien lo vivió antes, y lo puso en un libro. Así que sí se aprende de los libros, otra cosa muy distinta es que apliquemos la lección a nuestras vidas. Pip ya supo lo que era el desamor en Grandes esperanzas, Gregor Samsa tuvo ciertos problemillas de identidad, Edipo se acostó con su madre,... He leído sobre el amor y la muerte, sobre la guerra, la traición, el desarraigo... sobre sexo, drogas y rock and roll, sobre la enfermedad, el matrimonio y la maternidad, sobre el abandono y la psique humana. 

Si alguien sabe de algo que no esté en los libros... que se toque la nariz.

jueves, 17 de mayo de 2012

Lost and Found


She had lost her baggage. A couple of cases containing her whole life, her memories, her dreams, her frustrations. It was all she had and she wasn't even sure if those belonged to her. She knew where to go, but didn't know the way to reach her destination. She had spent most of her life wandering around, following the winds. But the clock was now ticking and she had to make the next move. Even without her luggage, from whose cracks she had been losing her time, her hope, her spirit.

She is ready for things to happen, but the closer she gets to her dreams, the more difficult seems to attain them. She will find her way, that's for sure, no matter when, no matter how, as long as her baggage gets found.

miércoles, 16 de mayo de 2012

El sabor del silencio


Entre dagas y silencios
prefiero el filo hiriente,
que quema y que sangra,
no quiero la ausencia
de tus palabras,
que siempre desgarra.

El silencio sabe amargo,
sabe frío,
sabe eterno.

Para no dejar constancia
de lo que siento
doy permiso al silencio,
como también le permito 
aturdir mis sueños.

Pero el silencio es agrio,
es metálico
e incierto.

La palabra es enemiga honesta,
no apuñala por la espalda,
no es, como el silencio,
la verdad enmascarada.

martes, 1 de mayo de 2012

Frases de mi madre que ni ella misma entiende (Primera parte)...


Es sorprendente como, con el paso del tiempo, se va pareciendo una más y más a sus padres. A menudo me sorprendo a mí misma soltando así, sin pensar, frases que mi madre ha dicho siempre en casa. Algunas son muy populares y otras no tanto. No sería la primera vez que algún amigo me dice: "¿De dónde has sacado eso?", obteniendo por respuesta un "Pues de mi madre, ¡de toda la vida, vamos!". 

De pequeños, cuando teníamos hambre y pregúntabamos a mi madre qué había para comer o cenar, nos decía: "Canguingos y patas de peces". No tengo ni idea de qué son los canguingos y me parece que los peces no tienen patas, pero quedaba claro que nos tendríamos que comer lo que fuese que ella hubiese cocinado. A veces eran "pajaritos al columpio". Cuando crecimos un poco, la contestación a "Mama, tengo hambre" era algo así como "Pues come mierda, que ya eres grande", y aprendimos a decir que cuando nos rugía el estómago era porque "teníamos más hambre que los pavos de Manolo".  Y lo mejor llegaba cuando le decías "Mama, esto quema mucho", a lo cual respondía: "Si quema, soplas, que desde que salió la moda de soplar nadie se quema". (¿La moda de soplar?).

Para decir que algo está lejos, mi madre usa la expresión "Donde Cristo perdió el gorro (a veces no era gorro, sino alpargata)", mientras que a mi abuela siempre le ha gustado más decir "En Pernambuco (a veces Fernandopó)". Si les preguntas "¿Dónde?" te contestarán "Donde cagó el conde".

Si se enfada, mi madre suelta las clásicas perlas de madre del tipo: "Como tenga que ir..." (pues ven), "Como tenga que enfadarme", "Os voy a escogorciar" (nunca he querido saber qué era esto). También le gusta utilizar lo que yo llamo respuestas distributivas de dos géneros. Véase, "Mama, quiero jugar a la consola..." "¡Ni consola, ni consolo!" (¿consolo?). Esta respuesta es de tipo comodín, pudiendo intercambiarse por: "Ni piruleta, ni piruleto", "Ni fu, ni fa", etc. Todo esto venía a cuento, por ejemplo, si tu habitación tenía "más mierda que el rabo de una vaca" (o que la capa de Luís Candelas, ésa de los piojos gordos como ciruelas).

Para terminar, una frase lapidaria que está grabada a fuego en lo más profundo de mi psique. Si mi madre ve en televisión, por ejemplo, a algún personaje famoso o conocido del que ella jamás oyó hablar, va y suelta: "A este pollo lo conocerán en su casa a la hora de entregar el sobre". Me preocupa especialmente, porque empiezo a decirlo yo también.

Como diría mi querida madre: "Lo que hay que oír por no ser sordo".